No he visto la película, pero por el trailer me parece que aquí hay muchas coincidencias.
Os dejo un relato corto que escribí en el año 2002
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23

Se despertó sobresaltado y empapado en sudor. No lograba acordarse de su sueño pero evidentemente no había sido bueno. Trató de recordar qué era pero lo único que recordaba era 23. Desde luego algo sin sentido para él, que le gustaba interpretar todos los sueños.

Todo empezó cuando cayó en sus manos un libro sobre el tema, desde entonces había incrementado su biblioteca sobre el tema con unos veinte ejemplares, y siempre trataba de analizar sus propios sueños. No se podía quejar, la vida desde entonces no le iba mal, y él lo achacaba a que sabía interpretar los sueños.

Pero el sueño de hoy había sido distinto, nunca se había despertado de esa manera. Tendría que darle un significado a su sueño. El problema es que solo recordaba 23. Se propuso a sí mismo darle un significado a ese 23 a lo largo del día.

Ojeó el periódico esperando encontrar una señal. Sábado veintidós de Noviembre de 2003. Veinticuatro muertos en una catástrofe ferroviaria en Vigo. Vigésima jornada de liga. Treinta y siete goles marcados.... Nada ni un mísero 23, ni si quiera en la parrilla de televisión aparecía.

Salió a la calle dándole vueltas a la cabeza sobre lo mismo, pero allá donde mirase buscando un 23 nunca estaba, hasta el termómetro parece que se burlaba de él marcando esos veintidós grados.

El trabajo en la fábrica era aburrido, pero el nivel de atención mínimo, lo cual le permitía pensar en sus cosas.
- Maldito número!!!!. ¿Qué me quieres decir?
Hasta ahora los sueños habían sido más o menos interpretables, pero este se salía de lo normal. Antes de salir de casa había ojeado algún libro, pero, como se imaginaba, sobre números había muchas cosas y había que especificar un poco más para darle algún sentido.
Al acabar el curro, llamo a David.
-Hola David. ¿Hay algún plan?
- ¿Por qué no te pasas por el bar, tomamos unas cañas y nos vamos de cena?
- Vale, ahora voy.

La verdad es que ya estaba harto del bar, pero necesitaba hablar con alguien de su sueño. Sus amigos no es que entendiesen del tema, es más alguno pensaba que estaba un poco pirado, pero por lo menos David le escuchaba.
- Algo gordo va a pasar mañana – Le dijo mientras se sentaba en un taburete en la barra.
- ¿El qué?- Pregunto David con indiferencia.
- La verdad es que no lo sé, pero he tenido un sueño...
- ¿Otra vez con un sueño?
- Si, pero esta vez sólo recuerdo 23, y no he encontrado nada relacionado, salvo que mañana es 23.
- ¿Ibas a hacer algo especial mañana?
- No, la verdad es que nada que yo sepa, es mas – dijo mientras miraba su agenda electrónica – creo que es el primer día en mucho tiempo en el que no tengo nada que hacer, ni trabajo, ni cuidar a mi padre, ni si quiera partido.
- Pues eso será.
En ese momento entraron todos los demás.
-¿Qué?, ¿nos vamos a cenar?
Le apetecía seguir discutiendo sobre su sueño, pero sabía que lo mejor era dejarlo por el momento. Camino del restaurante se fijo en el reloj de la Caja, marcaba las veintiuna cincuenta y cinco, y dieciocho grados. - ¿Dónde estará ese maldito 23?.
Mientras cenaba se le ocurrió una idea.
-¿Qué hora es?
- Las once menos cinco.
- Enseguida vuelvo- dijo mientras se levantaba a toda prisa en dirección a la salida.
No voy a llegar, se repetía. Faltaba un minuto para las once y el reloj de la Caja estaba a dos manzanas. Empezó a correr. Esa manzana se le estaba haciendo eterna. Justo cuando el reloj marcaba las 23:00 él llegaba al cruce.
El conductor no lo vió llegar, el peatón había irrumpido corriendo en la calzada entre dos coches . El frenazo no evitó el impacto. Los pasajeros del autobús oyeron el terrible impacto y vieron el cuerpo, ya sin vida, tendido en la calzada en medio de un charco de sangre.

- Central. Central, aquí autobús 23 manden una ambulancia a la calle Juan XXIII, acabo de atropellar a alguien..."

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