[Libro] Stalingrado (2006-37-R)

William Craig - La batalla de StalingradoTítulo: La batalla de Stalingrado
Autor: William Craig
Tema: Historia militar
Editorial: RBA
Páginas: 412
ISBN: 84-473-4602-1
Idioma: Castellano
Traductor: Lorenzo Cortina

Stalingrado fue, junto a El Alamein, una de las batallas en las que se invirtió el rumbo de la II Guerra Mundial. En ella, los alemanes perdieron a varios de sus mejores ejércitos, además de la iniciativa, que tomaron los soviéticos al empezar a avanzar hacia Berlín.

Napoleón fracasó al invadir Rusia y Hitler cometió los mismos errores, y algunos más. Intentó hacer una campaña relámpago y cuando se quedó atascado se le echó el invierno encima. Después de eso, los rusos sólo tuvieron que contener a los alemanes, mientras estos se iban muriendo de inanición y frío. Además, algunas decisiones de Hitler demostraron ser, una tras otra, absolutamente catastróficas para sus ejércitos.

La campaña comenzó en junio de 1942. Los alemanes rompieron unilateralmente el pacto de no agresión con la URSS y lanzaron un ataque a gran escala para tomar los campos petrolíferos del Cáucaso y privar a los rusos de materia prima para su industria. Los alemanes estaban divididos en dos grupos de Ejércitos, el A y el B. En el grupo de ejércitos B estaban el IV Ejército Panzer y el VI Ejército.

Las primeras fases de la Operación Azul iban cumpliéndose con precisión milimétrica. El VI Ejército, dirigido por el general Von Paulus, que antes había tomado Polonia, era la punta de lanza de la ofensiva alemana. Una tras otra, las ciudades iban cayendo en el camino hacia Moscú, sin que la desperdigada resistencia rusa pudiera hacer nada por evitarlo. Eran barridos del mapa por una fuerza muy superior, o hechos prisioneros, cuando no huían hacia el interior de Rusia.

Stalin no pensaba en principio defender Stalingrado. Pero los informes de sus espías en Alemania le hicieron cambiar de opinión. Llamó al General Yeremenko y le pidió que defendiera la ciudad. Era una misión imposible en aquellos momentos. No había tiempo para fortificar ni tropas suficientes. Yeremenko aceptó el desafío con fatalismo ruso, pero se puso a trabajar duramente. Triunfaría.

Y aquí llegó la primera decisión catastrófica de Hitler. Como el avance era tan rápido, decidió que el grupo de Ejércitos B, que iba hacia Stalingrado (el grupo A iba más al norte), no necesitaba al IV Panzer. Ordenó que el IV Panzer se separara del Grupo B y se uniera al grupo A, al norte. Para hacer esto, tuvieron que cruzar por delante de la línea de avance del VI Ejército, provocando un inmenso atasco de tráfico que tardó 4 días en resolverse. Cuando el IV Panzer se iba, Paulus se dio cuenta de que con ellos se llevaban la mayoría del combustible que debían compartir ambos cuerpos. Fueron necesarias dos semanas más para que el VI Ejército volviera a estar completamente equipado y en orden de marcha. Después de todo el follón, Hitler volvió a ordenar que el IV Panzer se uniera al VI Ejército. Resultado, 20 días que ganó Yeremenko para fortificar Stalingrado y elaborar un plan de defensa.

En la batalla de Orlov, a 30 km de Stalingrado, los alemanes hicieron 57.000 prisioneros y destruyeron al LXII Ejército ruso y la mayor parte del I Ejército de carros. El avance seguía imparable. A partir de entonces, los planes empezarían a no salir bien.

El cerco a Stalingrado debía ser efectuado simultáneamente por tres grupos de combate alemanes. Mientras se desplegaban, se colaron entre sus líneas varios cuerpos de ejércitos soviéticos, que ayudarían en la defensa de la ciudad. Cada palmo de ciudad estaba erizado de defensas y trampas tendidas por los rusos, que estaban decididos a aguantar hasta el final. La NKVD, policía política soviética, «ayudaba» a crear esta resistencia a muerte por el simple método de fusilar a cualquiera que tuviera pinta de no estar en su puesto.

La ciudad estaba sitiada, pero continuaron llegando refuerzos durante toda la campaña desde el otro lado del río Volga. Cruzar el río bajo el bombardeo alemán daba más o menos un 50% de posibilidades de sobrevivir. Aún así, durante casi toda la campaña no faltaron barcazas que cruzaban el Volga de noche llevando tropas y víveres.

Mapa de la ciudad de Stalingrado
Mapa sacado de aquí

Los alemanes entraron en la ciudad y perdieron la potencia de sus Panzer. Entre tanto escombro los carros eran casi inoperantes. Al cabo de una semana consiguieron llegar al centro de la ciudad y se dirigieron hacia el grueso de la resistencia rusa, en las factorías del norte. Allí fueron contenidos por la feroz resistencia rusa.

Fue una batalla casa por casa, sótano por sótano, y esquina por esquina. Ambos bandos tuvieron grandes pérdidas. En medio de la batalla surgió una historia que es el hilo central de la película europea Stalingrado, el enemigo a las puertas (título original de este libro en inglés, por cierto): la batalla de los francotiradores. Vasily Zaitzev era un cazador de ciervos lobos de las estepas rusas los Urales que estaba entre los defensores de la ciudad. Poseía una puntería prodigiosa, forjada a lo largo de muchos años como cazador, pero además era paciente y sabía cuándo disparar para no revelar su posición. A lo largo de la batalla mató a 149 alemanes, la mayoría de ellos altos oficiales. Los alemanes enviaron a Stalingrado al comandante Konings, gran francotirador alemán, para eliminar a Zaitzev. Éste tenía además una novia, también francotiradora, Tania Chernova. Durante días estos hombres lucharon una batalla paralela, que terminó cuando Zaitzev le metió una bala entre los ojos a Konings.

Cuando los alemanes quedaron atascados en la ciudad, que llegaron a dominar en un 95%, Paulus advirtió que era cuestión de tiempo que los rusos lanzaran una ofensiva. Los flancos del ejército B estaban formados por rumanos, italianos y húngaros a un lado y otro. Ambos ejércitos estaban peor preparados y equipados que los alemanes. Paulus, que en junio ya estaba preocupado por este tema, solicitó una retirada táctica para evitar que un ataque por los flancos encerrara a los alemanes. Hitler dijo que no (segunda decisión catastrófica).

Y el ataque ruso llegó. Simultáneamente, desde el norte y el sur, los rusos bombardearon las posiciones rumanas para atacar luego con dos ejércitos de carros T-34. Los rumanos no pudieron hacer nada y fueron barridos. Las dos pinzas de la tenaza comenzaron a acercarse peligrosamente, amenazando con dejar dentro a más de 300.000 alemanes del VI Ejército.

El cerco ruso

Eric Von Manstein, que estaba a unos kilómetros al sur de la ciudad, fuera del cerco, pidió permiso a Hitler para colarse por entre medias de las dos pinzas y aguantar hasta que Paulus saliera del cerco aún imperfecto. Se le denegó (tercera orden catastrófica, repetición de la segunda). Después de eso, viendo la que se les venía encima a los alemanes, Manstein le dijo a Paulus que hiciera caso omiso de las órdenes de Hitler y escapara con todos sus hombres por el cada vez más estrecho hueco, pero Paulus no quiso desobedecer una orden directa de Hitler. El cerco se cerró dos días después.

Una vez encerrados, los alemanes tenían que intentar salir. Paulus solicitó que la salida fuera inmediata. Tenía armas y alimentos para un par de semanas, y quería intentarlo con sus tropas en perfecto estado. Hitler dijo que debía conservar Stalingrado. El VI Ejército de paulus necesitaba 500 toneladas al día de suministros. Herman Goering, jefe de la Luftwaffe, dijo que podía suministrárselas. Paulus le dijo que era imposible, que con el mal tiempo que se avecinaba y las cada vez mayores defensas antiaéres rusas en la zona iba a ser una misión imposible. Hitler creyó a Goering y prohibió la retirada de Paulus, de nuevo, para ordenar que empezaran los suministros aéreos (cuarta orden catastrófica). Los suministros comenzaron siendo de unas 125 toneladas al día, claramente insuficientes, y según fueron pasando los días bajaron a 60 toneladas. Durante las últimas semanas no hubo suministros. Paulus tenía razón, los aviones no podían contra el mal tiempo y la aviación rusa y su ejército empezaba a morirse de hambre. Los rusos empezaron a avanzar y fueron ahora los alemanes los que se fortificaron en Stalingrado para resistir el ataque. Pocas semanas después, los rusos destruían el último aeródromo alemán de la zona. Se habían terminado los suministros. Sin comida ni municiones, con las temperaturas invernales de la estepa rusa, los alemanes estaban condenados al fracaso.

Paulus intentó varias veces romper el cerco, cada vez con menos éxito. Terminó rindiéndose cuando habían disparado el último cartucho. El final de la batalla de Stalingrado es una triste historia de prisioneros, campos de concentración, muertes por inanición y deserciones. Los rusos no se cebaron con los prisioneros alemanes, pero no podían alimentarlos a todos (es posible que tampoco pusieran todo el empeño del mundo en hacerlo). Alemanes, rumanos, húngaros e italianos murieron por millares a causa del hambre, el tifus y el frío. Alemania había perdido su segunda gran batalla tras El Alamein y comenzaba el cambio de tornas de la Guerra.

Las bajas de la batalla de Stalingrado son sobrecogedoras. Hubo 120.000 bajas (entre muertos, heridos y prisioneros) italianas, 130.000 húngaras, 200.000 rumanas, 450.000 alemanas y 750.000 rusas. Una de las batallas más cruentas de la historia.

Hitler, al igual que Napoleón, subestimó la capacidad de sufrimiento de los rusos y sobreestimó la potencia de la Luftwaffe. Y ni siquiera quiso intentar una retirada, condenando a sus tropas. Sin estas decisiones, es posible que el rumbo de la batalla hubiera sido otro. Los rusos aguantaron gracias a la disciplina en combate y a un inmenso caudal de hombres que eran enviados al matadero al principio de la contienda, cuando estaban en clara desventaja de armamento. Pero resistieron, contra todo pronóstico, en el último rincón de la ciudad, deteniendo a los alemanes y permitiendo la operación envolvente. En el monte de Mamayev Kurgan, donde los enfrentamientos fueron más duros, se hallaron más de mil cartuchos por metro cuadrado tras la batalla. Hoy en día hay allí una inmensa estatua de la Madre Rusia conmemorando la batalla. La ciudad de Stalingrado fue rebautizada como Volgogrado en 1961.

Mi nota: Muy bueno.

26 comentarios en «[Libro] Stalingrado (2006-37-R)»

  1. Ese libro lo leí hace unos meses y me dejó anonadado. La batalla comienza como se supone son, pero va degenerando en una sucesión de escenas horribles de sufrimiento y desesperación. Aviso para posibles lectores: es bastante duro hacia el final. Y sin embargo, estoy de acuerdo con Remo: es altamente recomendable.

  2. No me gustan los libros ni las películas de guerra, pero reconozco que es apasionante el resumen que has hecho, muy bueno, te lo has «currado», felicidades.
    Helena.

  3. Como dice Pedro Iñaki, el libro es muy fuerte, sobre todo porque las terribles historias humanas que cuenta son verídicas. Campos de concentración plagados de caníbales que acechaban a los prisioneros a punto de morir, muertes estúpidas e innecesarias, decenas de historias de inanición en una ciudad sitiada… Fue un infierno. Asusta siquiera imaginarlo. La estrategia y ejecución de la batalla es lo que a mí más me atrae, pero la muerte y la sangre son lo que más abunda en este libro. Es un golpe en la cara para eliminar todo el posible romanticismo de una «gran batalla heroica».

  4. Tengo ese libro pendiente en la estantería. Justo, además, esa edición 🙂

    Sólo quería añadir una tercera batalla: Midway. Sobre estas tres batallas, las tres en el año 1942, giró por completo la bisagra de la segunda GM. A partir de estas tres batallas, los ejercitos de la Triple Entente no volverían a tomar jamás la iniciativa.

    Respecto de la segunda GM, tengo un libro entre mis favoritos. Se titula ‘Los años de la infamia: Crónica de la segunda guerra mundial’, y el autor es Manuel Leguineche. Se lo puedo recomendar a cualquiera que le interese el tema.

    Saludos,
    miguel

  5. Remo, el link a la primera imagen no tiene el http:// 😉

    Yo vi la película de «el enemigo a las puertas» y la recordaba cuando leia t artículo. Lo de las barcazas se ve en la peli, y lo «voluntarios» que llegaban a ser los rusos (entre ellos Vasily) tambien 😈

    Lo que no estaba seguro es que fuese una historia real lo del francotirador, gracias por confirmármelo.

    No sé si será real o no pero en la película decían una frase que te daba una idea de cómo estuvo de descompensada la batalla en contra de los rusos al principio. Era al entregarles los rifles a los voluntarios y la frase más o menos era:

    «Los reclutas irán de dos en dos, el que va primero coge un rifle y dispara, cuando el que va primero muere el que va detrás recoge el rifle y dispara» 🙄

    Es una batalla que me impacto mucho por la cantidad de bajas por ambos lados que hubo, o sea que lo más seguro que le haga un huequito al libro.

  6. Lo leí hace poco. Después de leerlo se me quedaron dos impresiones.
    La primera, que la preciosamente cruda película «Enemigo a las puestas» le debe mucho a este libro. De retazos del mismo se compuso una historia mas hilvanada y redonda.
    La otra es que noto el libro descompensado. Al final se cae en la «humanización» desmesurada de los nazis. Cosa que no tiene nada de malo, salvo que se pasa de puntillas sobre su «deshumanización» y que el acercamiento al lado ruso suele ser con perspectivas más bélicas. Supongo que los mas accesibles testimonios alemanes a los que tuvo acceso el autor le descompensaron involuntariamente el resultado final.
    Muy recomendable el libro, te imprime una honda sensación de alineación y de ridículo. Que es lo que son en gran parte las guerras: alineación, ridículo animal y mucho sufrimiento.

  7. Adama, en el libro no se menciona que hubiera más soldados rusos que rifles. Dice todo el rato que si consiguieron aguantar a los alemanes fue a base de sufrir muchísimas más bajas, sobre todo al principio.

    En cuanto a la historia de los francotiradores, el enlace de la Wikipedia que da Trek1s en el primer comentario pone en duda la historia. Zaitzev y Chernova existieron y fueron francotiradores rusos en Stalingrado, eso nadie lo pone en duda. Pero Konings, o König, o incluso Heinz Thorvalds (al alemán se le llama de todas esas maneras), no aparece en los archivos alemanes, aunque sí en la propaganda soviética. Esta página y esta otra dan algunos datos más. En cualquier caso, sale reflejado en el libro, y Craig no parece poner objeciones.

  8. La anecdota de que los desarmados tenian que coger el rifle de los caidos yo la he oido sobre los inicios de la republica en la guerra civil, y creo que lo cuenta Orwell, y como solo se enseñaba a los soldados a desfilar por que no hay material para otra cosa. Algunos soldados iban al frente armados con una navaja (!).

    En 1942 la urss tenia escasez de muchisimas cosas, pero no de rifles. Bueno, en realidad emplearian subfusiles, metralletas.

  9. Hay otra película sobre Stalingrado, anterior a enemigo a las puertas, y que muestra la batalla desde el lado alemán. Para mí es una gran película, aunque pasó mucho más desapercibida para el público: http://www.imdb.com/title/tt0108211/

    Por cierto Remo, como veo que te gustán las batallas históricas, te puedo recomendar que leas sobre dos batallas que afectarón a España directamente:

    La primera es Annual, muy bueno el libro de Manuel Leguineche, aunque si puedes, te recomiendo que leas antes los Episodios Nacionales Contemporáneos de Susana March y Alberto Fernández de la Reguera que trantan sobre el desastre Annual.

    La segunda es la guerra por las ultimas colonias contra los E.E.U.U., sobre todo el desastre de las Filipinas y el episodio de Baler.

  10. Has hecho que me apetezca leer el libro un montón y además que me acuerde de que cuando era pequeño mi padre tenía un amigo que había estado en Rusia con la División Azul. Nunca supe sus motivos pues murió siendo yo adolescente, pero si recuerdo dos cosas: volvió de la guerra con una lugger que le había quitado al cadaver de un oficial aleman y con un trozo del craneo arrancado por la metralla. Era impresionante cuando te decía señalandose la cabeza «pon la mano aquí», entonces se inclinaba y a traves del cuero cabelludo sentías el golpe del cerebro sobre tu palma.

  11. Como no me suele ocurrir que sepa algo de las cosas que comentas, así pues me quedo respetuosamente callado, te apostillaré alguna cosilla.

    Cosa 1: En mi opinión, el mito de que Rusia fue, para las dos grandes máquinas militares de la modernidad, militarmente inexpugnable por el invierno y la nieve, no es correcto. Lo que realmente hizo inexpugnable a Rusia no fue el invierno, sino la primavera; y no la nieve, sino el barro. El invierno generaba temperaturas bajo cero muy difíciles de aguantar pero, por decirlo de forma exagerada, eso tenía fácil solución abrigándose. Lo del barro no tiene remedio, porque el ejército se empantana.

    Cosa 2: El gran error de Hitler fue avanzar demasiado rápido. Hay un libro, «Hitler y sus generales», en el que se recogen las actas de bastantes reuniones del Estado Mayor alemán. De ahí se deduce que Hitler se pasó toda la Operación Barbarroja pensando cómo podía mover tropas con rapidez y, sobre todo, abastecerlas.

    Cosa 3: Lo que no sé si cuenta el libro que recensionas es el corte de mangas que le propinó Vasili el francotirador a su pobre novia al final de la batalla.

    Cosa 4: Especialmente triste es la historia de Von Paulus. Cargó con una humillación inesperada porque, cuando comunicó su intención de rendirse, la respuesta de Hitler fue nombrarle mariscal de campo. Esto lo hizo porque nunca en la Historia (hasta Von Paulus, claro) un mariscal de campo alemán se había rendido. Con los años se volvió una especie de propagandista del régimen soviético y cuando volvió a Occidente estaba completamente descolocado. Su hijo se suicidó en los añós setenta.

  12. JdJ: El libro cuenta explícitamente los puntos 3 (cómo Vasili fingió que estaba muerto para librarse de Tania cuando ésta estaba en el hospital tras pisar una mina una compañera que iba delante de ella) y 4, cómo Hitler intentó que Von Paulus se suicidara antes que rendirse. Pero respecto a los puntos 1 y 2 discrepa. Stalingrado habría caído si Hitler hubiera llegado antes. Y miles de bajas alemanas fueron debidas al frío (y a la falta de suministros apropiados, por supuesto). Yo, por mi parte, reconozco mi ignorancia (nunca confíes en un hombre de un solo libro) y mis deseos de leer más. Mil gracias por tu jugoso comentario.

  13. Yo tambien compre ese libro (por 3€ ni me lo pense), y solo queria comentar que el título del libro no es relamente «la batalla de Stalingrado» (ese es el nombre que le ha dado la coleccion «grandes batallas»). El título del libro es «Enemy at the Gates», Enemigo a las puertas, que es el que le da el título a la película protagonizada por Ed Harris.

    De la misma editorial y tambien por 3€ compre La Dama del Nilo, de la coleccion Novela Historica de Egipto.

    En verano ya estaba ansioso porque llegara septiembre y con el las colecciones y su precio especial en la primera entrega 😛

  14. Ernest, perdona que me eche flores y me autocite de este mismo post:

    En medio de la batalla surgió una historia que es el hilo central de la película europea Stalingrado, el enemigo a las puertas (título original de este libro en inglés, por cierto): la batalla de los francotiradores

    😉

    Yo también soy un comprador compulsivo de primeros números de colecciones de libros, tendríamos que formar un club 😀

  15. Respecto al sitio de Baler, os recomiendo encarecidamente el libro «El sitio de Baler», escrito por el general Saturnino Martín Cerezo, el oficial que dirigió a las tropas españolas atrincheradas en la iglesia durante más tiempo.
    El libro está editado por el Ministerio de Defensa, y yo lo compré llamando por teléfono al departamento de publicaciones y pagándolo contra reembolso.

    Realmente es una maravilla, es un diario del asedio muy ameno, de esos que te hacen pasar la noche sin dormir porque quieres leer más y más.

  16. La ciudad se llamara Tsaritsyn antes de ser rebautizada como Stalingrado. Volgogrado es el nombre que toma cuando en la URSS se decide reducir el protagonismo de Stalin tras su muerte y las denuncias de Nikita Khruschev en la década de los 50.
    ¿Porqué no recobra su nombre original? Una pista… Tsar… políticamente poco correcto en la nación proletaria.
    Llama la atención en este resumen la ausencia de ciertos importantes actores: Zhuikov, el papel del propio Khruschev como comisario político, Vatutin y Rokossovsky. Pero vale, un resumen debe dejar muchas cosas fuera.
    Hay un pequeño error: las operaciones militares que llevan al desastre alemán de Stalingrado comienzan efectivamente en 1942, pero la ruptura del pacto de no agresión sucedió en 1941.

    Por otro lado, atribuir el fracaso de la invasión a un solo factor es demasiado simplificar: el mito de la rasputitsa está exagerado. Sin duda, el barro frenó el avance alemán, pero en más de una ocasión sirvió de excusa para los mandos alemanes, siendo la causa real la resistencia rusa, la falta de suministros, el agotamiento o la asignación de objetivos demasiado ambiciosos. A lo largo de los más de 3 años de lucha en el suelo ruso, sólo el primer otoño parece haber sido un infierno de barro, en ocasiones subsiguientes la Wehrmacht lidió mucho mejor con el barro, y sin embargo los vehículos y las carreteras eran los mismos (en invento de las ostketten para las cadenas de los carros de combate no dejaba de ser una chapuzilla accesoria que no modificada radicalmente la movilidad de los blindados). A riesgo de ser pesado, insisto en la frecuencia mucho menor con que el barro se menciona en los partes alemanes de 1942 y 1943 como causa de retrasos en las operaciones.

  17. Una amiga de mis padres está escribiendo su experiencia en el asedio y lo poco que me ha contado y que he leido de su manuscrito, es algo pavoroso.

    La pobre mujer era una de esos «niños de la guerra» que se exiliaron a rusia, y tuvo la mala suerte de que le pillara el asedio.

    Al principio todo iba bien, pero poco a poco empezaron a pasar más y más hambre, hasta que la gente se derrumbaba por la calle, y se quedaba muerta en mitad de la nieve. Salías a la calle y había cadaveres por todas partes. Lo peor de todo, es que se pasaba tanta hambre que algunas personas cayeron en el canibalismo, y ella está convencida de que tanto a ella como a los otros niños les dieron para comer carne humana en algún momento.

    Si sale publicado algún día os aviso.

  18. Me gustó está síntesis. Coincido contigo en que más que los horrores de la guerra –sí, horrores y espanto– lo más interesante es la estrategia militar que con detalle y amenidad relatas.
    Yo también recordé muchas cosas con está reseña. Mi padre –asiduo lector de estos temas– decía que mucho tiempo estuvimos engañados con el punto de vista norteamericano; sin emabargo –decía él–, la Guerra se decidió con la batalla de Leningrado, y que no habría que olvidar que las muertes rusas fueron las más.
    ¡¡Los rusos tan sufridos!!, tal vez con ellos valga esto: «nunca antes a tantos se les debió tanto» Una vida es una vida.
    Sobre estrategias militares de las grandes batallas de la historia me gustaría saber más. ¿Me puedes recomendar bibliografía? Saludos

  19. El libro, es como dice el mismo William Craig, en Stalingrado nos encontramos frente a una MONUMENTAL TRAGEDIA HUMANA, en la cual, lo unico que se desea es: sobrevivir a cualquier precio, sin importar nada de nada.

  20. Si os gusta la novela bélica os recomiendo a Sven Hassel, yo leí «La legión de los condenados» y me encantó. Trata de un grupo de soldados que no son precisamente modelos, provienen algunos de batallones de castigo (como el propio protagonista), y de como sobreviven y conviven en el campo de batalla. En el batallón de castigo siempre a la vanguardia y a la retaguardia, siempre en escenarios difíciles… No es demasiado rigurosa (los libros de Hassel están basados en experiencia propia) pero te da una visión diferente de las batallas (tremendamente crueles y deshumanizantes). Tengo pendiente encontrar algún libro más de esa colección y recuperar el mío… Eso de prestar libros…

    Ya me contaréis si os animáis a leerlo. 😉

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