[Libro] Time to think (2006-28-R)

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Título: Don’t you have time to think?
Autor: Richard P. Feynman. Editado y comentado por su hija, Michelle Feynman.
Tema: Biografía.
Editorial: Penguin Books
Páginas: 487
ISBN: 0-141-02113-6
Idioma: Inglés (Hay traducción al castellano)

Ante todo, debo dar las gracias a DrimeR, quien en una de sus visitas a Madrid (de retiro para escribir la tesis, ¡ánimo!) me prestó el libro. En sus propias palabras, «para este libro hacen falta muchos marcapáginas, para ir ponendo uno en cada página memorable». En efecto, el libro es soberbio. Es una recopilación de cientos de cartas que Feynman mandó y recibió durante su vida. Siendo como era un hombre ocupado, y más a partir de recibir el premio Nobel (que siempre describió como una lata (a pain in the neck), porque le quitaba tiempo para enseñar e investigar), sorprende el volumen de su correspondencia.

Su hija Michelle comenta por bloques las cartas, ordenadas cronológicamente y según las distintas fases de la vida de Feynman. Tal y como me recomendó DrimeR, llevaba marcapáginas de sobra. Su consejo era de lo más acertado. En esta colección de cartas vemos a un hombre íntegro, divertido y sabio. Un tío dotado con una inteligencia poderosa y, sobre todo, con ganas de juerga (su inteligencia. Luego él la seguía). Decía que uno de sus deseos era olvidar cómo había resuelto algunos problemas para poder resolverlos otra vez de manera diferente.

Se casó joven con su novia del instituto, enferma de tuberculosis, con la oposición de sus padres. Ella murió al poco tiempo mientras él trabajaba en la bomba atómica en Los Álamos, Nuevo México. Durante este tiempo ella estaba ingresada en un hospital cerca de la base militar, y él la visitaba cada vez que podía, además de escribirse a diario. La mejor carta, sobrecogedora, es una que Feynman le escribió a Arline, su mujer, dos años después de que ella falleciera. Michelle anota en un comentario que el papel en que está escrita la carta aparece doblado y desgastado, como si se hubiera leído muchas veces:

Arline:

Te adoro, preciosa. Sé lo mucho que te gusta escucharlo. Pero no te lo digo sólo porque te guste. Te lo digo porque me hace sentir un calorcillo por dentro cuando lo hago.

Hace muchísimo tiempo que no te escribo, casi dos años, pero sé que me perdonarás porque me conoces y sabes que soy tozudo y realista, y no le veía mucho sentido a escribirte.

Pero ahora sé, amada esposa, que lo correcto es hacer lo que he venido retrasando tanto tiempo y que antes hacía tan a menudo. Quiero decirte que te quiero. Quiero quererte. Siempre te querré.

Me es difícil comprender qué significa quererte cuando ya te has muerto, pero aún así quiero consolarte y cuidarte, y quiero que tú me consueles y me cuides a mí. Quiero tener problemas de los que hablar contigo. Quiero hacer pequeñas cosas contigo. Hasta ahora no me había dado cuenta de que podíamos hacer cosas juntos. ¿Qué podríamos hacer? Juntos empezamos a aprender a coser, aprendimos chino y nos compramos un proyector de películas. ¿Puedo hacer algo yo ahora? No. Tú eras la mujer de las ideas y la instigadora general de todas nuestras locuras.

Cuando estabas enferma te preocupabas porque creías que no podías darme algo que querías darme y que pensabas que yo necesitaba. No tenías que preocuparte. Como yo te decía, te quiero tanto y de tantas maneras distintas que no me faltaba de nada. Y ahora es más cierto que nunca. No puedes darme nada y aún así te quiero tanto que sigues estando en el camino de mi enamoramiento hacia cualquier otra. Y quiero que siga siendo así. Tú, muerta, eres mejor que ninguna otra viva.

Sé que me dirás que soy tonto y que lo que deseas es mi felicidad, y que no quieres interponerte en mi camino. Seguro que te sorprende saber que no tengo novia (salvo tú, cariño) dos años después. Pero tu no puedes hacer nada, querida, ni yo tampoco. No puedo entenderlo, porque he conocido a muchas chicas estupendas y no quiero quedarme solo, pero al cabo de dos o tres citas ellas se convierten en cenizas. Tú eres lo único que me queda. Tú eres real.

Amada esposa, te adoro de verdad.

Amo a mi mujer. Mi mujer está muerta.

Rich.

P.S.: Por favor, perdóname que no te envíe esta carta. No sé tu nueva dirección.

Con el tiempo, Feynman volvería a casarse. Tuvo un segundo matrimonio breve y años después se casó con una inglesa, con quien tuvo a su hijo Carl (físico, como él, y con quien investigaría bastante en computación cuántica) y adoptó a su hija Michelle.

El meollo del libro empieza cuando a Feynman le dan el premio Nobel y se convierte en una figura pública. Ya lo era antes, pues solía aparecer en la tele en programas de divulgación. Entre los estudiantes de física, y especialmente los del Caltech, Feynman era una leyenda mucho antes de que le dieran el Nobel. Tiene un libro de texto, en tres tomos, «The Feynman Lectures in Physics» (Las conferencias de Física de Feynman), que todo físico ha leído o está a punto de leer.

Feynman recibe miles de cartas, y contesta muchas de ellas. Contesta incluso a los trolls que le acusan de salir en la tele para hacerse más famoso. Contesta a los niños que le preguntan cómo ser un gran científico. Contesta a los científicos que le preguntan cómo ser un gran científico. En todas sus respuestas se ve que Feynman no es físico por dinero, prestigio ni fama. Es físico porque se divierte. Feynman se metió en la comisión evaluadora de libros de texto de California, para dar su opinión sobre los libros de matemáticas y física de primaria. La transmisión del conocimiento fue una de sus principales prioridades. Rechazó una oferta el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (donde a la sazón estaba Einstein) porque allí no podía dar clase, no había alumnos, y él decía que si por algún casual perdía la inspiración, necesitaba dar clases para así, al menos, ser útil a la sociedad. Qué gran ejemplo de divulgador, estimados lectores. ¿Se acuerdan de la peli «Quiero ser como Beckham?», Bueno, pues yo iría a ver diez veces «Quiero ser como Feynman» (Explain it like Feynman, en inglés, contrapuesto al Bend it like Beckham de la película original).

También hay cartas muy divertidas. Feynman tenía un viejo pique con los matemáticos desde sus tiempos de la universidad. Decía que «si pones un teormea matemático en palabras de la calle, queda algo ridículamente obvio». Por ejemplo, tomemos el Teorema de Bolzano: Si f(x) es continua en un intervalo y cambia de signo en el interior del mismo, existe un punto c perteneciente al intervalo en el que f(x)=0. En palabras de la calle, esto queda «Si ahora es de día y luego es de noche, en algun momento ha anochecido». O bien «Si ahora estás en la playa y luego estás buceando, en algún momento habrás cruzado la superficie del mar». Era un cachondo, el Feynman. Un ex-alumno suyo le escribió cuando ganó el Nobel. Era decano de la facultad de matemáticas de una prestigiosa universidad y le escribía para felicitarle y darle las gracias por sus clases, que lo habían llevado hasta el cargo que ocupaba. Feynman respondió diciendo que «Veo que mis clases no sirvieron para nada, pues has acabado dirigiendo una facultad de matemáticas. Seguiremos intentándolo».

Otra carta divertida es la que le mandó su editorial (Addison-Wesley) cuando ganó el Nobel. «Felicidades por el Nobel. Por fin en Suecia reconocen un buen libro de texto». La respuesta de Feynman: «Muchísimas gracias. No tenía ni idea de la enorme influencia que teníais sobre el comité de los Nobel. Prometo no vover a subestimar el poder de una editorial. Gracias a todos los que habéis ideado y ejecutado esta fabulosa maniobra publicitaria». Un crack, como les digo.

Una carta más, bastante reveladora. De Feynman a la comisión que otorga el premio Einstein, que le pedía su opinión sobre Hawking: «Creo sinceramente que el trabajo del Dr. Stephen Hawking le hace acreedor del premio Einstein». (Se lo dieron).

Feynman murió de cáncer en 1988. Incluso al morir demostró genio y figura. Ingresado en el hospital, tuvo un fallo renal y entró en coma unos días, tras los cuales se despertó. Su mujer, su hermana y su cuñada estaban con él. Sus últimas palabras, antes de volver a sumirse en la negrura de la que ya no volvería, fueron:

Odiaría tener que morirme dos veces. Es aburridísimo.

Como dijo nosequién en un libro muy antiguo: Ecce Homo, He ahí un hombre.

Mi nota: Imprescindible.

20 comentarios en «[Libro] Time to think (2006-28-R)»

  1. Recomiendo a todos un libro que publicó Alianza Editorial hace ya unos añitos (en 1987); se llama «¿Está Ud. de broma, Sr. Feynman? y es una recopilación de historias y anecdotas hecha por un amigo con el que tocaba el tambor (!) que se llama Ralph Leighton. En inglés se titula «Surely You’re Joking, Mr. Feynman – Adventures of a Curious Charecter». Es magnifico y muy divertido. Y como en todos sus libros, da una idea del gran hombre que fué.
    Tengo también por ahí un libro de divulgación de la teoria cuántica que encabeza cada capitulo con una cita de Feynman y no digo que sea lo mejor del libro, pero vamos le da vidilla.
    Y manaña mismo voy a ver si pillo el que comenta Remo, del que ya había oido hablar.
    Por cierto que me uno al mogollón de felicitaciones que ha recibido vuestro blog, es una de mis lecturas diarias desde que lo descubrí.
    Un saludo

  2. Jo.

    Y precisamente me ha pillado leyendo el libro que comenta arriba Nader. Supongo que ya no lo veré igual.

    Impresiona, la verdad. Y estoy totalmente de acuerdo: Feynman es todo un ejemplo, como científico y como ser humano.

  3. Guoguo: más que faltas de ortografía, yo las calificaría de erratas («acuan» por «acusan» y «s» por «se» son las que he encontrado). ¡Gracias por el aviso!

    Pepe: ¡Ése era el libro antiguo! 😉

  4. Susana: el único problema que le veo a los libros autobiográficos de Feynman es que se quita mucha importancia. Intenta leer alguna de las anécdiotas que cuenta, pero contadas por otro que no sea él. Lo que él describe como algo cotidiano (reventar las cajas fuertes de Los Álamos, demostrar cuál fue la causa del fallo del Columbia), adquiere carácter legendario cuando es otro el que lo cuenta.

  5. Como ha dicho Pepe, el aforismo «ecce homo», viene de cuando Poncio Pilato presento a Jesus humillado a la muchedumbre, después de que lo habían flagelado; es decir, no significaba: «Eh aquí un hombre genial», sino más bien algo como «No es un dios, es solo un hombre», es pues que la expresión es despectiva y no ensalzadora, contrario a lo que pretendías dar a entender para el caso de Feynman.

  6. .Marfil, «ecce homo» significa «He aquí un hombre». No hay nada despectivo en ella. El hecho de que Pilatos la usara para decir que Jesucristo no era Dios no significa que la frase sea despectiva. A mi parecer, al menos. «He aquí un hombre (en todos los sentidos de la palabra)» sería más el significado que yo quería darle.

  7. Guoguo: No te molestes, pero tu comentario tiene TRES faltas de ortografía, je, je…

    Remo: Es cierto que Feynman se quita mucha importancia, pero por otro lado tiene un encanto especial el leer las anécdotas de su propia mano. En perjuicio del lado épico de los hechos (que por otra parte está claro: por muy humildemente que se cuente, reventar las cajas de máxima seguridad de Los Álamos es toda una proeza), Feynman deja traslucir todo lo que se divertía con la vida, con la gente, con el trabajo. Tienes razón en que el punto de vista externo tal vez sea más exacto, pero ver el mundo a través de los ojos de Richard Feynman es una experiencia inolvidable.

  8. Sigo considerando que te equivocas en la expresión Remo. Al decir «ecce homo», se acuña como un aforismo y no como una mera traducción, y viene con el significado intrínseco de la narración bíblica, que tiene un significado completamente contrario al que tu quieres decir, significa «es SOLO un hombre», como dando a indicar, «nada más que eso, un común y corriente hombre», y esto se da a entender por el carácter supuestamente divino de Jesús, que sin embargo se mostraba postrado y mal tratado como un hombre, no rey, no dios.

    Usar la traducción literal es erróneo, pues la expresión se usa con carácter sentencial y de trascendencia, por un determinado significado acuñado. Igual sucede con la mayoría de aforismos latinos, que aunque se podrían traducir literalmente, en realidad se usan para dar un carácter más certero: «Ipso facto» es más que inmediato, o por ejemplo expresiones para denotar un carácter culto usadas comunmente en argumentación «ergo», «ad hoc», etc.
    También se da que en muchos casos se acuña solo parte de la expresión y no se dice completa, siendo incluso imposible traducirla realmente, y sin embargo todos sabemos a que nos referimos cuando:

    habeas corpus (furis, sicarii, etc) ad subiciendum. Y solo se dice: Habeas corpus
    quid pro quo. Y solo se dice: quid.

    En este caso, «Ecce homo», tiene carácter solo en tanto aforismos, sino sería igual de relevante que a mitad de un texto traducir cualquier cosa por latín. Si por algo conocemos la expresión «Ecce homo» no es porque el común la hayamos traducido, sino porque tiene un acepción común a todos. La segunda y ultima posibilidad es que alguien conozca la expresión por un libro de NIetzche, que también acoge la expresión en significado peyorativo (El «homo», hombre, como negación al superhombre).

    En la wikipedia tienen un artículo al respecto: http://es.wikipedia.org/wiki/Ecce_homo

    Al leer el escrito de Feynman, al final la expresión se presta a la contradicción, pues su significado no es de la traducción, sino el aforismo que ya explique. Los aforismos latinos no se toman literalmente (Por ejemplo maremagnum, para designar una gran cantidad, no realmente un mar grande, sino cualquier cosa), y mucho menos los aforismos históricos o de personajes, pues si por algo se usa la expresión es para hacer referencia a como fue en su momento citada; hoy por hoy no tiene mucho sentido la expresión «hay moros en la costa», ¿Moros, cuál costa?; sin embargo todos sabemos que se refiere a cuando los españoles en guerra con ellos, lo advertían como señal de alarma; lo mismo para «ecce homo», la expresión se recuerda no porque los ciudadanos comunes romanos dijeran «ecce homo» refiriéndose a un hombre en cualquier condición, pues solo bastaba que fuera hombre para que la frase tuviera sentido; no, la expresión si todas la recordamos es porque se la dijo Poncio Pilatos a Jesus humillado, y ese es su significado.

    Creo que ahora si quedo algo más claro, no me se hacer entender muy bien y disculpad tanto rodeo, pero quería puntualizar para no dejar duda; y pues si las hay, se sigue discutiendo, aunque esto no es precisamente algo que entre en «discusión», pues es tan simple como una acepción del lenguaje.

    (Como offtopyc del offtopyc, Remo, el niño de tu avatar quién es?, he tenido curiosidad y pues aprovecho el ladrillo para colar mi inquietud).

  9. Muchísimas gracias, .Marfil, por tu detallada explicación. Me has convencido. Dejo la anotación por cuestiones «históricas», para que estos comentarios tengan sentido.

    «Er niño del avatar» soy yo, hace 20 años. Un avatar retro, llámalo 🙂

  10. Yo tengo una versión bilingüe de las «Lectures in Physics» de Feynman y la verdad es q lo recomendaría como lectura obligatoria para todo aquel q quiera aprender física. Es el libro más pedagógico q jamás me he leído con su multitud de ejemplos y con unas explicaciones que dejan cualquier problema totalmente transparente. Yo creo que es ameno incluso para alguien q no le interese. La forma de abordar los problemas y de ordenar y elegir los temas del libro es inusual y por ello brillante. Es cierto, tengo envidia de aquellos que pudieron seguir sus clases…

  11. Muy interesante. Tenia ganas de leer algo por el estilo. Es la unica entrada que he leido pero me da la impresion de que te has ganado una nueva visitante asidua!

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