Serendipia

No. La serendipia no es eso que dice Íker Jiménez de «es un algo pseudomisterioso que no resiste el primer análisis serio y a mí me sirve para sacarme una perras». La serendipia, estimados lectores, se define como el «arte de realizar un descubrimiento (actualización: descubrimiento científico) gracias a algún suceso accidental». Al menos, es la definición que a mi más me gusta. La palabra deriva del inglés «serendipity», que a su vez la toma de un relato persa sobre los tres príncipes de Serendip, una historia sobre tres hermanos que viajan por el mundo haciendo extraordinarios descubrimientos accidentales. Serendip, dicho sea de paso, es el nombre antiguo de lo que fue Ceilán y es ahora Sri Lanka.

En la historia de la Ciencia ha habido multitud de descubrimientos por serendipia. Uno de los más famosos es el de Alexander Fleming, famoso entre otras cosas por ser un guarro que te pasas. Y gracias a eso (y a una mente sagaz) descubrió la penicilina: el señor Fleming se fue de vacaciones, dejando muchas probetas y platos de Petri sin lavar en el fregadero. Estos platos contenían estafilococos (un tipo de bacterias) que Fleming estaba empleando en otras investigaciones. Al regreso, descubrió que el moho que se había formado en los platos inhibía el crecimiento de las colonias de estafilococos. Y se puso a cultivar y purificar el moho, dando origen a la penicilina. Su descubrimiento se considera el más importante avance médico del s. XX, pues dio lugar a la era de los antibióticos.

Otra famosa serendipia le ocurrió a Charles Goodyear, inventor del caucho para neumáticos. El caucho en origen se volvía quebradizo con el frío y viscoso con el calor, haciendo imposible su uso en los neumáticos, pero Goodyear estaba convencido de que podía modificarlo para hacerlo más resistente a los cambios de temperatura. Con tanto afán y tan poco éxito se dedicó a sus investigaciones que su mujer terminó prohibiéndole que investigara más sobre el caucho, por el bien de la economía familiar y la salud mental de Charles. Pero él siguió investigando, a escondidas. Era un cauchópata. Un día que estaba en casa experimentando con caucho y compuestos de azufre, apareció su mujer antes de lo previsto. Goodyear escondió rápidamente su muestra en el primer sitio que encontró, el horno encendido. Cuando pudo sacarlo, descubrió que la cocción había endurecido el caucho hasta hacerlo útil para su uso en neumáticos. Pero al pobre Goodyear no le empezaron a ir bien las cosas. Su patente no fue respetada por nadie, todos le copiaron el método y él no pudo sacar beneficios de su descubrimiento.

Y ahora veamos un ejemplo de antiserendipia, que consiste en no descubrir nada aunque lo tengas delante de las narices. Sabemos que Newton formuló su teoría óptica cuando vio que un rayo de luz solar atravesaba un prisma y se «dividía» en los colores del arco iris. Newton supuso que el ojo humano veía la mezcla de todos los colores como blanco y que la luz estaba en realidad formada por todos los colores. Unos años antes hubo un tipo (lamentablemente, su nombre no acude a mi memoria) que vio lo mismo que Newton. Pero en vez de ponerse a pensar sobre la naturaleza de la luz, escribió un poema sobre un cáliz de cristal que formaba un bello arco iris sobre una pared cuando un rayo de luz que entraba por la ventana lo atravesaba. Y la ventana, el cáliz, el altar y la pared se ponían a discutir sobre quién era el responsable de tanta belleza, la ventana por dejar pasar la luz, el cáliz por formar los colores, el altar por sostener al cáliz, la pared por permitir que se vieran… Galgos o podencos, vaya.

Para los lectores interesados en la serendipia, hay un libro, recién reeditado, que habla sobre el tema. El libro tiene dos fallos gordos. Primero, está escrito por un químico. Esto no es necesariamente un fallo, pero lo que sí que lo es es que el 95% de las anécdotas relatadas son sobre químicos. Segundo, tiene el honor de ser el libro peor traducido de la historia (en mi ránking particular). Ya con 15 años escribí una carta furibunda a Alianza Editorial por la pésima traducción del libro. Sí, qué pasa, yo fui un geek precoz.

9 comentarios en «Serendipia»

  1. Remo tío estás hecho un freak de puta madre, por cierto en tu crónica no comentas nada sobre la película «serendipity» una pastelada amorosa de encuentros accidentales en Nueva York..y nada menos que en Navidad. ¿Por cierto es un serendipia encontrar a la mujerd etu vida?.

    Saludos maridito

  2. Yo, en mi onda.
    Si, llegando a casa, de repente, cuando entras en tu cuarto, te encuentras a tu novia con otro hombre… ¿podemos definir eso como descubrimiento inesperado y, por lo tanto una serendipia?

  3. Me parece que este termino es excesivamente amplio. La vida en si podria ser una serendipia.

    PD. Lo siento, pero me he vuelto adicta a tu blog!!!

  4. ¿A esto te dedicas, bandido, en los ratos que dices que estás estudiando? ¿No te da vergüenza? Pones a un niño a estudiar y te hace güeb-los. Ya hablaremos…

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